Summertime, Goin´home, Ol´Man River
Desde que descubrí el placer por los sonidos del
jazz, Albert Ayler fué uno de mis predilectos, no
me pregunten el por que, no importa de que remoto
rincón del planeta te llegue la melodía, dentro
de sus notas hay misterios de la vida que se
transmiten de ejecutor a receptor y que te hacen
soñar, recordar, reir o llorar... Una gentil amiga
me regaló un cd de este "monstruo virtuoso".
Anoche entre el ron, la luna turca que asomaba
entre las montañas venezolanas, el aria-jazz
"Summertime" y "Angels", la textura y vibrato
de su saxo..., -espiritualidad emocional al desnudo-,
me lo representaron de cuerpo entero...
Tiene los ojos inyectados y ausentes de un
pájaro... Le molesta tener tanta vida encima,
tanta vida no entra en un solo cuerpo, por eso
se burla de ella, la amenaza, flirtea con la
muerte hasta la exasperación, se cansa de ella,
la sopla y la transforma en música... No le
preocupa que todo tenga alguna explicación,
hace una eternidad, en algún rincón de su
infancia, ha renunciado al sentido de las cosas.
El mundo simplemente sucede, y se le escurre
en cada soplido, con la rapidez de un roto reloj
de arena entre sus dedos...
Así son los grandes monstruos de la música, tocan
y se van, pero el éxtasis de su espiritualidad de
ese instánte fecundo , por los siglos queda en las
almas latiendo... (jcp)
AUDIO
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