sábado, 17 de mayo de 2014

Albert Ayler

Summertime, Goin´home, Ol´Man River

Desde que descubrí el placer por los sonidos del 
jazz, Albert Ayler fué uno de mis predilectos, no 
me pregunten el por que, no importa de que remoto 
rincón del planeta te llegue la melodía, dentro 
de sus notas hay misterios de la vida que se 
transmiten de ejecutor a receptor y que te hacen 
soñar, recordar, reir o llorar... Una gentil amiga 
me regaló un cd de este "monstruo virtuoso". 
Anoche entre el ron, la luna turca que asomaba 
entre las montañas venezolanas, el aria-jazz 
"Summertime" y "Angels", la textura y vibrato 
de su saxo...,  -espiritualidad emocional al desnudo-, 
me lo representaron de cuerpo entero...

Tiene los ojos inyectados y ausentes de un 
pájaro... Le molesta tener tanta vida encima, 
tanta vida no entra en un solo cuerpo, por eso 
se burla de ella, la amenaza, flirtea con la 
muerte hasta la exasperación, se cansa de ella, 
la sopla y la transforma en música... No le 
preocupa que todo tenga alguna explicación, 
hace una eternidad, en algún rincón de su 
infancia, ha renunciado al sentido de las cosas.
El mundo simplemente sucede, y se le escurre 
en cada soplido, con la rapidez de un roto reloj 
de arena entre sus dedos... 

Así son los grandes monstruos de la música, tocan 
y se van, pero el éxtasis de su espiritualidad de
ese instánte fecundo , por los siglos queda en las 
almas latiendo... (jcp)


AUDIO

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